lunes, 28 de septiembre de 2009

¡¡¡Viva México!!!

Por: Lustein Baldemar López Alcázar. Alineación a la izquierda

Había asistido al grito de independencia en varias ocasiones, otras las había visto por televisión; y los últimos tres años me había tocado ser parte de la organización del mismo, por razones laborales. Descubrí todos los aspectos importantes que envuelven al acto protocolario del grito de independencia y la solemnidad del acto cívico por la presencia del pabellón nacional.
Sin embargo en esta ocasión el grito de independencia sería en un lugar distinto, muy distinto; porque era en otro país y con otra gente.
A diferencia de México, en que los festejos de independencia empiezan el 13 y culminan el 16 con el desfile, en Costa Rica, inician el 14 a las 6 de la tarde en punto, cuando en todo el país se entona el himno nacional y después se encienden los faroles. Al siguiente día es el desfile escolar.
15 de Septiembre de 2008. San José Costa Rica.
Después de haber asistido una noche antes al desfile de faroles. El quince septiembre por la mañana, nos dispusimos con mi esposa a ir al desfile tradicional de indepencia en la municipalidad de Tibás, allí donde se encuentra el estadio Saprissa. Era día festivo, libre y cívico. Los ticos de rojo, azul y blanco; parejo: niños, jóvenes, adultos y hasta ancianos.
El desfile fue muy vistoso, con todas las características de un desfile carnavalesco; al estilo gringo. Similar a lo que se ha convertido el desfile de la revolución mexicana. Extrañaba la marcialidad del desfile y los toques de las bandas al estilo de marchas militares; pero me interesaba conocer también la cultura costarricense, que presume de ser muy nacionalista. Después de un buen sol y de ver los colores azul, blanco y rojo, nos dimos un pequeño descanso, porque aunque para los costarricenses allí terminaba todo; para mi no. Para mi seguía lo esperado, el grito de independencia por la noche.
La embajada de México ya había enviado con anticipación vía internet las invitaciones para asistir al grito. El requisito era pasaporte y sino se es mexicano, estar casado con un mexicano o ser invitado por el. Sino, pagar mil colones, algo así como treinta pesos.
Mi esposa se encargo de adaptar un pantalón negro con unos seguros desde la cintura hasta el ruedo simulando las botonaduras, para que se viera similar a los pantalones que usan los charros, una gaza tricolor en el cuello y mi sombrero de charro. Confieso que es un atuendo que nunca, nunca lo había usado.
Era una noche lluviosa y con frio; pero teníamos tantas ganas de ir que no importó eso. Llegamos a la provincia de Heredia en donde se encuentra el salón de conciertos masivos en el que se realizaría la fiesta. No es muy fácil dar con las direcciones en Costa Rica, así que buscamos y buscamos, cuando a lo lejos vimos una bandera enorme y los colores eran distintos dijimos: Ándale pues, aquí es.
Ingresamos al lugar y ya se sentía el ambiente distinto, las empresas mexicanas con sus anuncios, los stands de comidas, los tacos, la cochinita pibil, el mole, los panes, las tostadas, zopes, enchiladas; y el que no podía faltar, el tequila.
Eran las diez de la noche y la gente caminaba saboreando los antojitos diversos, así como observando los productos de las diferentes empresas de México. Un grupo de música alternativa amenizaba el evento. Cuando la hora llegó, cada uno dejó lo que hacia y se dispuso a rodear el espacio en donde la escolta, que era formada por los mismo empleados de la embajada haría su recorrido. Se hacían las pruebas de audio y video para poder ver el grito desde el zócalo de la ciudad de México por televisión. El acto dio inicio. Mi esposa estaba sorprendida al observar la forma de marchar de la escolta. Después se procedió a dar el grito. Sentía una emoción fuerte cuando escuchaba a muchos compatriotas (tres mil aproximadamente) gritando ¡¡Viva México!! Yo mismo me desconocía gritando fuertemente; claro después de algún tiempo fuera de tu patria, te enorgulleces cuando ves tus colores y escuchas las notas del himno nacional que aprendiste desde niño.
El acto cívico culminó, pero la fiesta aún no terminaba, ya que hizo su aparición un mariachi, con integrantes costarricenses pero el director y cantante era de origen mexicano quien entono las melodías clásicas de nuestro país. Otra sorpresa para mi esposa fue ver a la gente bailar al son del mariachi, el momento era único, se formaban grupos de gente que se abrazaba y gritaban mencionando los estados de donde venían. Se escuchaba: Michoacán, Veracruz, Sinaloa y claro…Chiapas. Curiosamente, después de tanto baile, abrazos, y gritos, muchos terminaban presentándose porque no eran conocidos. La noche daba para más pero desafortunadamente al siguiente día había que trabajar, porque en Costa Rica el 16 no es día libre. Así que muchos tenían que despertar a la cruda realidad de que al siguiente día, era un día normal; pero bien valía la pena el desvelo y el despertarse muy temprano con tal de tener un momentos la dicha de sentirse como en México. Este año la ceremonia del grito la vi por televisión aquí en Huixtla; pero curiosamente, mi cuñada, su esposo e hijo asistieron a la ceremonia que esta vez la embajada de México en Costa Rica celebro en la provincia de Alajuela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario